Es la expresión de un nuevo paradigma de convivencia entre los seres humanos y de estos con nuestra Casa Común. Nace de la mística del cuidado desde la conciencia de que “somos cuidados, luego existimos”. Se desarrolla a través de la ética del cuidado de uno mismo, de los otros, de los extraños y del planeta. De esta ética nace la cultura del cuidado como prevención de daños y riesgos futuribles y como reparación y sanación de daños pasados. El cuidado emerge como necesidad y se ofrece como recreación de los vínculos que sostienen y entretejen nuestras vidas, también en las organizaciones.