Desde dónde abordar el futuro que viene
Un elemento a tener en cuenta sobre todos los demás en relación con lo que emerge y que trae una información clave para las organizaciones sobre el futuro que ya está aquí, son las personas. Es el principio de interacción entre individuos, lo que condiciona y modifica constantemente la acción propia y de otros en un sistema orgánico como es una organización y de ahí deriva también en gran medida su complejidad.
Las personas son la clave de lo que emerge
En el comportamiento interno y externo de cada persona existe una interpretación dispar respecto al fin colectivo, a veces no explícito, sobre la organización o empresa que queremos ser. El conocimiento y la construcción en conjunto del propósito que nos une, los niveles de información disponibles dentro de la organización, los recursos abiertos al acceso de las personas que actúan e interactúan en relación al objetivo planteado concreto que aterrizará ese propósito y el nivel de empoderamiento individual y colectivo que tengamos dentro de la organización y fuera, que impulse el liderazgo natural, serán esenciales. Hasta tal punto que estos aspectos pueden modificar los patrones que traen vida a la organización y finalmente la construyen constantemente, llevándole al éxito y a su mantenimiento en el tiempo.
La mirada interdisciplinar y sistémica
La necesidad de avanzar de forma interdisciplinar en el conocimiento de la organización, para así poder identificar sus patrones y el de las personas que la componen que la hacen posible, nos permitará comprender el mejor modo de evolucionar en nuestros procesos concretos, aunque aparentemente esos patrones no hablen de ellos. Cuando añadimos información a un proceso, lo que estamos haciendo es ordenar los elementos que componen el sistema de ese proceso. Cualquier cambio aparentemente aleatorio en el mismo, creeremos que provocará una pérdida de orden, pero en realidad, lo que traerá es un nuevo orden que equilibra lo necesario y que desconoceremos por no comprender los patrones de funcionamiento del propio proceso y de las relaciones de las personas que lo conforman, consigo mismos y con los otros miembros de la organización.
De la desorganización aparente a la organización que se equilibra
Además, si consideramos a la organización como un sistema en el que se genera información, cuando la organización crece, los niveles de información crecen exponencialmente, tendiendo a la desorganización aparente, produciéndose distintas consecuencias que emergen y se hacen visibles: pérdida de datos, no localización de la información, baja la capacidad de reacción frente a los cambios, mayor gasto en recursos, comunicación no fluida, desmotivación de las personas, sensación de caos, desorientación y descontrol, falta de habilidades ante lo que emerge inesperado y no previsible… Serán necesarios mecanismos que atenúen esto, dada la naturaleza como sistema complejo que es la organización. Si ésta se rige por una estructura jerarquizada, los posibles mecanismos que den respuesta a esas consecuencias que tendrán la forma de modelos de negocio eficientes, no emergen desde la base y por lo tanto la comunicación no funciona o no es posible involucrar a la base con la visión, el propósito y la cultura de la organización, por lo que aquello que se impulse como solución a estas consecuencias, está condenado al fracaso y al no uso, provocando el efecto contrario a aquel por el que nacen esas respuestas desde arriba.
Lo micro, lo macro y la interdependencia
Cuando trabajamos con lo emergente en las organizaciones, podemos observar cómo aquello que se manifiesta de forma individual, el nivel micro, aparece de alguna forma también de manera global, el nivel macro y viceversa. Y por otro lado, observamos que normalmente no podemos verlo si no disponemos de una traducción adecuada y de las herramientas que nos permitan hacerlo visible y comprensible según el estadío de conciencia en el que nos encontremos como individuos, como colectivo y como organización. Si partimos de la base de que cada uno de estos tres contextos en los que vivimos dentro de la organización, tienen su propia personalidad, podríamos observar como esas personalidades se relacionan y las limitaciones y oportunidades que traen sus patrones de avance o de retroceso; y de esta forma, empezar a darle un lugar a algo más esencial a través de atender leyes más intangibles como la ley de lo macro y lo micro en los sistemas complejos, donde el todo y las partes son independientes y dependientes a la vez, llegando a ser interdependientes y en esa interdependencia es dónde podemos descubrir la relación entre lo micro y lo macro, desvelando así la información necesaria para abordar lo que emerge.
Por todo ello, es importante hacernos algunas preguntas para abrirnos a la evolución en estos tiempos de mayor incertidumbre y de una transición más polarizada entre lo viejo y lo nuevo. ¿Nuestra organización está preparada para lo que emerge? ¿En su modelo de negocio tiene cabida lo emergente? ¿Las fuerzas de la base y de la cima podrían integrarse en la horizontalidad y transversalidad para adquirir la dirección estratégica necesaria como respuesta a ello? ¿Disponemos de recursos para observar en profundidad y traducir aquello que se hace visible cuando emerge?
En las organizaciones emergentes, que son las organizaciones que contienen personas, equipos y sistemas adaptados e innovadores, el todo es más que la suma de las partes
¿Te animas a descubrirlo?