Los cambios más importantes que ocurren en los sistemas
son los cambios de mentalidad – Giles Hutchins
Nuestros ancianos y sabios elefantes son uno de los animales más elegidos por los humanos para establecer metáforas, representar simbolismos o asignarles una serie de valores. En el mundo organizacional es habitual la metáfora del “elefante en la habitación”, para reflejar una situación que todos saben que existe, pero de la que nadie quiere hablar ni hacerse cargo. En contraposición, hoy aflora en las organizaciones una nueva realidad, que podríamos etiquetar como el “elefante negro”: un tema del que estamos permanentemente hablando, pero que la práctica demuestra que aún no lo entendemos lo suficiente para poder gestionarlo adecuadamente. En consecuencia, le seguimos aplicando nuestras tradicionales “formas de hacer”, con resultado ineficaces o, aún peor, contraproducentes.
(Ver Nota Final “Elefante Negro”)
El Contexto y nuestros patrones mentales
Personas y organizaciones nos estamos enfrentando a un particular “elefante negro”: el Contexto emergente en que vivimos.
Lo “vemos”, hablamos reiterativamente de él… pero no sabemos bien cómo gestionarlo.
Buena prueba son los ya tan manoseados acrónimos como VUCA, BANI, TUNA… (¿cuál será el siguiente?). Estos acrónimos aglutinan términos diversos: la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del entorno (VUCA), o la fragilidad, ansiedad, no linealidad e incomprensibilidad del entorno (BANI), o los tiempos turbulentos, inciertos, nuevos y ambiguos (TUNA, Universidad de Oxford), etc.
Términos que pueden resultarnos útiles para describir este Contexto, pero que no nos aportan mucho para comprenderlo, condición imprescindible para poder avanzar en la exploración y experimentación sobre cómo hemos de manejarnos en la práctica en estas nuevas realidades.
En el artículo precedente ([QVO#002] This is water: la mirada de Emergentes) hacíamos alusión a la importancia de la “toma de consciencia”, tanto de la cualidad y características del nuevo Contexto, como de los patrones o modelos mentales con los que hasta ahora hemos venido operando.
Los patrones mentales conforman nuestro modo de ver el mundo, nos ubican en una concepción determinada de la realidad y condicionan nuestras formas de hacer en cada situación.
Por tanto, necesitamos saber si esta actual dupla “Contexto que emerge – patrones mentales vigentes” está o no equilibrada, de lo que deduciremos una valiosa información sobre nuestra mayor o menor funcionalidad para responder a estas nuevas necesidades y situaciones.
La comprensión del nuevo Contexto
Comencemos con la comprensión del Contexto. Si revisamos los anteriores términos descriptivos, vemos que hay un concepto central -la Complejidad- a cuyo alrededor orbitan diversos “cualificadores” (volatilidad, incertidumbre, no linealidad, incomprensibilidad, etc.) que, en definitiva, no hacen sino aumentar la “complejidad” de esta “Complejidad”.
A la vez, observamos dos realidades emergentes que complejizan aún más la situación. Por una parte, la ubicuidad espacio-temporal de la información y el conocimiento, la materia prima de esta nueva era, con alcance global y en “tiempo real”. Y, por otra, la exponencial velocidad e impacto de los avances disruptivos. Un buen ejemplo es la fulgurante explosión de la inteligencia artificial, muy representativa además de cómo estos avances empiezan a superar el ritmo y capacidad de asimilación de personas, organizaciones y sociedad.
Así, podríamos sintetizar este nuevo Contexto con el macro-concepto de “hiper complejidad acelerada” aunque para mayor sencillez nos referiremos a ella como “complejidad con mayúsculas”, la Complejidad.
¿Qué hemos de hacer para navegar en esta Complejidad?
Estamos viendo como grandes e históricas compañías desaparecen (Blockbuster vs Netflix), incluso sectores completos están en riesgo y muy desorientados sobre cómo actuar (Grandes Discográficas vs Apple, Spotify, la banca tradicional vs fintechs y grandes tecnológicas, etc.). Esto siempre ha ocurrido: la gran diferencia es la vertiginosa velocidad con que ahora sucede, con barreras de entrada cada vez más bajas, con multiplicidad de nuevos actores y competidores, con nuevas generaciones que no “entendemos”. El status quo está profundamente en cuestión…
La experiencia demuestra que tenemos muchas dificultades para movernos eficientemente en este nuevo Contexto, pues estamos esencialmente anclados en nuestra vieja visión mecanicista del mundo, donde reina el pensamiento analítico-cartesiano (Ilustración, racionalidad, revolución científica, revolución industrial) de búsqueda de relaciones directas causa-efecto, problema-solución. Es fácil observar que en muchos de los nuevos escenarios o problemas que debemos afrontar, multifactoriales, estos patrones mentales “de siempre” ya no son funcionales, pues no nos ayudan a entenderlos y, por tanto, a actuar eficazmente en ellos. Para el martillo, todo son clavos.
Parece, pues, obligado volver nuestra mirada hacia nuestros “patrones mentales”. Pero, en la práctica…
¿Es posible evolucionarlos y ampliarlos…?
Y, si es así, ¿“cómo“ hacerlo…?
¿Podemos evolucionar nuestros patrones mentales?
Pocas cosas son más difíciles de “cambiar” que nuestros marcos mentales, firmemente asentados tras muchos años de creencias, valores y experiencias, utilizados casi inconscientemente en nuestro día a día e imbricados ya con nuestra propia identidad.
En Emergentes llevamos unos años explorando y experimentando cómo mejor afrontar este difícil reto y sabemos que es factible, pero arduo. Es un proceso que lleva “su tiempo” y que necesita tanto de un sustento “filosófico”, como de la integración de nuevas disciplinas con sus correspondientes herramientas, prácticas y procesos que nos abran a las nuevas formas de responder a la realidad y a la adquisición de nuevos hábitos.
Uno de los primeros movimientos de nuestra propuesta está en la toma de consciencia del nuevo Contexto y la evolución de nuestros patrones mentales, apoyándonos para ello en tres disciplinas: la Complejidad, el Pensamiento Sistémico y la Colaboración, para lograr…
- Una nueva forma de PERCIBIR la realidad: los escenarios complejos, multifactoriales e interdependientes, son radicalmente diferentes a los escenarios simples/complicados en los que estamos habituados y entrenados y, por ello, exigen una nueva forma de observar y comprender sus rasgos y comportamientos.
- Una nueva forma de PENSAR: El pensamiento analítico-cartesiano, nuestro automatismo de pensamiento, es disfuncional para entender y actuar en la complejidad: emerge una nueva forma de interpretar la realidad, el Pensamiento Sistémico, con una especial capacidad para procesar los sistemas complejos.
- Una nueva forma de HACER: Tanto por la multifactorialidad e interdependencia de la Complejidad, como por la multiperspectiva que requiere el pensamiento sistémico, son imposibles de gestionar solo desde inteligencias individuales. Ambas disciplinas necesitan de la interacción ordenada y efectiva de mentes diversas. La Colaboración, la Inteligencia Colaborativa, se conforma como un tercer pilar crítico para comprender, co-crear y actuar en “lo nuevo”.
Son tres grandes pilares que interaccionan entre sí y nos abren la posibilidad de reconceptualizar cómo percibimos, pensamos y actuamos en nuestros nuevos retos. Reconceptualización imprescindible para convivir en el espacio liminal que atravesamos, de transición desde las realidades organizacionales actuales, sustancialmente apoyadas en visiones mecanicistas, hacia modelos orgánicos y sociales, de alta complejidad, sobre los que explorar y descubrir las nuevas formas de hacer que necesitamos.
El futuro ya no es una proyección mecánica del presente y del pasado, sino un territorio nuevo por descubrir y explorar. El desafío: “salir de la caja”
Realmente son tres inmensas disciplinas, casi inabarcables, que iremos introduciendo en próximos artículos, explorando cómo sus herramientas, prácticas y procesos nos pueden ayudar en nuestras necesidades cotidianas. En éste, solo hemos llevado a cabo una sucinta aproximación para entender “por qué” son tan necesarias y útiles en este espacio liminal, de transición hacia los nuevos paradigmas organizacionales.
Conclusiones
Efectivamente, el Contexto en que estamos y vamos a estar en los próximos años “lo cambia todo”. Fundamentalmente, pone en cuestión el marco de referencia individualista, analítico y mecanicista que todos tenemos interiorizado después de tantos años inmersos en él.
Pero no se trata, obviamente, de abandonarlo y olvidar todo lo positivo que ha tenido, tiene y tendrá para el desarrollo de nuestras organizaciones. El reto es ampliarlo, dando espacio a nuevas capacidades de respuesta ante los escenarios “complejos” en los que vivimos y vamos a vivir en adelante.
En suma, responder a estos nuevos y exigentes retos que conforman ya nuestras realidades, pasa por “aprender a querer” a nuestro elefante negro, por la valiosa oportunidad que nos da para ir adquiriendo nuevas miradas, capacidades, disciplinas, herramientas y procesos que nos abran camino para observar, pensar y hacer tal como necesitan estos nuevos tiempos.
Ahora bien, aspecto importante a tener en cuenta, esta ampliación de marcos mentales no es algo ni trivial ni rápido. Es un proceso largo y difícil que exige esfuerzo y compromiso de personas y organizaciones. Exige salir de nuestra zona de confort y vivir en una cierta incomodidad. Exige asumir riesgos y convivir con la incertidumbre y lo desconocido. Exige aprender a desaprender y aceptar “no saber” en muchas ocasiones. Exige asumir tropiezos y errores, sin caer en el desánimo…
Pero, a la vez, también genera gran satisfacción para todos los actores implicados según van observando avances en estas nuevas formas de interpretar la realidad. Y, detalle significativo, cuando las personas experimentan estas nuevas formas de percibir, pensar y hacer, no quieren abandonarlas. Vale la pena el esfuerzo.
Para terminar, un breve ejercicio visual: ¿qué ves en este dibujo…? Unas personas observan un conejo. Otras, un pato o un ave… Pero cuando descubres que ambas opciones son posibles, ya nunca observarás un solo animal, sino los dos… Un sencillo ejemplo de cómo podemos ampliar nuestra forma de ver la realidad.
- NOTA “ELEFANTE NEGRO”: En el ámbito medioambiental, Adam Sweidan, presidente de la Fundación Synchronicity Earth, definió en 2014 el “elefante negro” como “un suceso que es perfectamente previsible, pero cuyas causas se ignoran hasta que sucede. La salud del océano es un elefante negro”. Sweidan describe el concepto de “el elefante negro”, como un cruce entre dos metáforas: el “elefante en la habitación” y el “cisne negro” de Taleb (un evento inesperado con enormes ramificaciones). El elefante negro, entonces, es un acontecimiento perfectamente previsible pero cuyas causas se ignoran, hasta que sucede. Luego, se hace pasar por un Cisne Negro.